Complicado manejo del área emocional en E.P.

libro-la-conveniencia-de-la dificil convivencia(Extracto del capítulo VI) No solo para la Enfermedad de Parkinson, sino que para muchas enfermedades más, el instrumento terapéutico más potente es amar y sentirse amado: comprendido, aceptado, integrado, admirado, valorado, acompañado y protegido.
Si alguien ha tendido a pensar que esta enfermedad neurológica no tiene relación alguna con los estados emocionales, se equivoca. Que los malestares y el agravamiento no tienen que ver con las cambiantes ráfagas de efluvios emocionales y/o afectivos, circuitos permanentemente influentes, es un error casi común.
Para situar el tema en su contexto debo señalar a modo de ilustración que la afectividad, igual que las cogniciones o la memoria, son funciones mentales que se integran en su totalidad dando lugar a la personalidad. De los elementos que interactúan, el pensar, el sentir y el obrar son aquellos más determinantes. Los afectos están compuestos por emociones, estado de ánimo y sentimientos. Breves, pero intensos como fluctuantes. Como marco el ánimo y los sentimientos más estables y menos intensos.
Emociones básicas:
emociones-basicas

Estas son normales, proporcionales y auténticas y eso significa que siendo parte de nuestro ser, pueden reaccionar ante estímulos, es decir a cada una le corresponde un correlato conductual:

“Reír de alegría”
“llorar de pena”
“Sonreír de cariño”

En una evaluación reciente y para someterme a una terapia de acupuntura, se pudo establecer que mi hígado estaba inflamado, fruto de una alimentación insana, así como por efecto de la dualidad templanza versus agresividad.
La apariencia de afabilidad puede ser en ocasiones el encubridor de una agresividad no asumida.
Los matices emocionales son infinitos, en combinaciones y entonaciones siempre variables, como un caleidoscopio, saltan desde la exaltación colérica hasta un suave gemido de un dolor placentero.
Para alcanzar a entender algo mejor el amplio abanico y obtener una comprensión básica de nuestro reporte vivencial, tenemos que alcanzar un acercamiento satisfactorio al repertorio emocional-afectivo.
No se entiende suficientemente aún los estados emocionales que afectan a los Enfermos de Parkinson. De pronto gentiles y cordiales en extremo y en otras ocasiones, agresivos y descalificadores sin piedad.
Antes de enfermar, como ya mencionase, era poco sensible, para luego sentirme vulnerable e inseguro. Afloró, entonces, toda clase de inestabilidad. La vivencia del miedo, otrora demasiado desconocida, se fue acercando y penetrando en mi vida cotidiana, favorecido por la progresión y el agravamiento de la patología.
Donde radican los temores y se producen rumores, se acrecientan las desconfianzas. Surgen los recelos.
De mis demonios he de reconocer que son y surgen como sombras que intentan protagonizar en mí y opacar la Luz. En tanto procuro más luz (y la obtengo del cielo), mayor es la presencia maligna que intenta esclavizarme… Maravillosa y esperanzadoramente aprendí de las escrituras: ”La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan, cap. 1, vers. 5).
Hablando en contexto, sucede que los sentimientos no son capaces de neutralizar los desordenes emocionales. Este proceso afecta complicando y empeorando la manifestación y el desarrollo del Parkinson. Por el contrario, cuando se logra un control emocional, no solo se produce una armonía que integra el estado emocional, anímico y afectivo en general sino que redunda positivamente en la estabilización del cuadro químico y somático.
El miedo, por ejemplo, puede manifestar una amplia gama de representaciones; desde la suspicacia hasta la indolencia pasando por actitudes temerarias como mecanismo de defensa.
Si tenemos suficiente respaldo y apoyo afectivo ello redundará en un buen nivel de autoestima y si nos favorece el entorno, entonces la sintonía emocional será favorable al proceso de crecimiento y desarrollo de la persona y de su enfermedad.
Nos influyen también las evidentes perturbaciones emocionales que afecten a los acompañantes y personas cercanas.
Las interacciones emocionales son el resultado del efecto que la personalidad ejerce en el peculiar modo de generar, elaborar y externalizar las emociones. Por ejemplo, quienes son excesivamente demostrativos y con alta emotividad son también menos receptivos al entorno por lo que no se justifica intentar abordarlos para sofocar sus excesos porque eso demandará energías que al paciente Parkinson no le sobran.
(El capítulo continúa)

Fernando Schürch Rillingautor: Fernando Schürch Rilling, Médico Psiquiatra chileno.
Capítulo VI, del libro La conveniencia de la difícil convivencia

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