Se emplean dos métodos para clasificar las vías motoras somáticas, uno basado en la situación de sus fibras en la médula y otro en su influencia sobre las neuronas motoras inferiores. El primer método las divide en tractos piramidales y extrapiramidales. El segundo las clasifica en tractos facilitadores e inhibidores.
Tractos Piramidales
Los tractos piramidales son aquellos cuyas fibras se reúnen en el bulbo para formar las pirámides. El 25 % sus fibras decusan (cruzan de un lado a otro) en el bulbo. Después de decusar se extienden por la médula hasta las neuronas motoras del asta anterior. Su estimulación da lugar a la estimulación de grupos musculares individuales (sobre todo de manos y pies). Cuando se interrumpe la conducción por el tracto piramidal se produce parálisis y no son posibles los movimientos voluntarios.
Tractos Extrapiramidales
Los tractos extrapiramidales son mucho más complejos que los piramidales. Comprenden todos los tractos motores que van del encéfalo a las neuronas motoras del asta anterior de la médula espinal, excepto los piramidales. Dentro del encéfalo, los tractos extrapiramidales tienen muchas estaciones intermedias de neuronas motoras como los ganglios basales, el tálamo, cerebelo y tronco del encéfalo. La conducción por los tractos extrapiramidales desempeña un papel crucial en la producción de nuestros movimientos más automáticos. Son las vías responsables del control motor, es decir, el cerebelo, los ganglios basales y otros centros, son los encargados de combinar un conjunto de impulsos inhibidores y facilitadores que permiten coordinar la actividad de varios músculos para realizar una acción determinada, como andar, nadar, expresar sensaciones emocionales (sonreír, fruncir el ceño).